
Un amigo me mandó una nota publicada hoy en La Nación. Y me reflotó una anécdota que no deja de ser eso. (Por Pepo Ibarra).
Un amigo me mandó la publicación de hoy en La Nación, Javier Saviola: "Me faltó un poco de mala fe o algo de egoísmo" por varias charlas que hemos tenido sobre él. Ejemplo, yo quería y defendía su presencia en el Mundial de 2002 y mi amigo, un melancólico, bancaba la sorpresiva convocatoria de Claudio Paul. Y me reflotó la siguiente anécdota.
30 y pico minutos de charla teléfonica (laburaba en DiarioShow). Los primeros 10, una marmota. No decía nada. No sabía por dónde entrarle. Le empecé a contar boludeces de Argentina, "¿te enteraste que en River Fabbiani dijo esto o aquello?" Boludeces, el flaco era un amargo. Pasó a ser, por ese lapso, casi un amigo. Se soltó, empezó a contarme historias. Por esa puta costumbre de no escuchar la mitad de las cosas que me dicen es que no recuerdo varias. Yo lo llamo problemas de concentración. Él, hacía un año que estaba en el Real pero me hablaba del Barça. Como que siempre quiso quedarse ahí. ¡Y estaba en el Madrid! Eso me quedó grabado.